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Mostrando entradas de junio, 2012

"El hombre crece cuando se arrodilla." Alessandro Manzoni

Puede que a lo largo de nuestra vida se planteen situaciones en las que debamos perdonar a quienes de una forma u otra nos haya dañado. Muchas veces encuentro personas que son capaces de dar ese perdón, limpio, transparente; un perdón que ciertamente olvida el error de quienes le hirieron, que no juzga, que no guarda, que no esconde nada; un perdón que sin embargo son incapaces de regalarse a ellos mismos. ¿Curioso verdad? El perdón siempre es un regalo. Una oportunidad para crecer, bien continuando un camino junto a alguien, o a través de la liberación de un peso, que te impide avanzar con firmeza o que simplemente no sirve más en ningún momento futuro. Ha de ser un regalo para quien lo recibe, pero también para quien lo da.  (No me atrevería a decir si es más difícil perdonar o ser perdonado, no creo que haya ninguna escala para medir esto.) Si somos capaces de perdonar a los demás, de ser compasivos y darles el espacio para empezar de nuevo, ¿por qué para nosotros

"Hay dos maneras de difundir la luz...ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja." Lin Yuthan

Muchos ponemos el listón muy alto en torno a nosotros mismos, a cómo nos comportamos con nuestros seres queridos, hasta dónde les sostendremos,  cueste lo que nos cueste , porque eso es lo justo, eso es lo que se espera de nosotros, lo que nosotros mismos esperamos de nosotros. Atlas Algunos caemos así en el terreno del "Incondicional",  esa persona que está bien presente sin ser protagonista, ese quien probablemente nunca será reconocido ni como mejor amigo, ni como foco de luz en ninguna fiesta. Pero ahí está. Ahí estás. Dando lo más potente de tu luz cuando alguien te necesita ( o así tú lo crees ) aún en lo más banal, haciendo pasar a un segundo plano si quizá tú también has tenido un mal día. Sostener a los demás puede tener una parte negativa, que los demás piensen que tú no necesites ser sostenido. Es aquí cuando surgen los conflictos. El espacio de sostenerse a uno mismo no puede darlo nadie más que uno mismo. Igual que para dar amor, uno
"El colibrí, la más pequeña de las aves, nos trae mensajes especiales. Es la única criatura capaz de parar en seco mientras viaja a grandes velocidades. Puede flotar, avanzar, retroceder, subir y bajar. Vive de néctar y busca la dulzura de la vida.  Su larga lengua le permite pasar por alto la capa exterior, a menudo dura y amarga, y encontrar los tesoros escondidos debajo. Colibrí es amado por las flores y plantas, pues al libar el néctar de la flor, la planta se reproduce y crea más de su especie.  D ebe volar libre en busca de la belleza, esparciendo alegría y amor a todo lo que toca." T rabajar nuestra sombra desde la dulzura de la compasión y la comprensión propia, del compromiso con nosotros mismos, el compromiso de procurarnos alimento para el alma, experiencias del día a día que podemos convertir en rutina para recibir el amor que necesitamos para con nosotros mismos. ¿Quién podría hacerte más feliz que tú mismo? ¿Quién mejor para saber qué necesitas