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"Perdónaselo todo a quien nada se perdona a sí mismo." Kung FuTse, Confucio



Creo en el perdón. Soy capaz de dar mi perdón, de olvidar tremendas heridas, de afrontar y cargar con traumas de los que me responsabilizo como única dueña; puedo trabajarlos, transmutarlos, liberarlos. En definitiva he aprendido a limpiar, coser y mimar mis heridas, sé amar mis cicatrices y contar serena sus historias, sabiendo que yo soy la que soy a través de ellas. No culpo, no señalo,y no cargo contra nadie pues tengo la certeza de que todo lo que me ha sucedido a lo largo de los años, fue elegido por mí misma y siempre, siempre, siempre, protegida (y por esto doy gracias) porque a veces estuve en el filo de abismos oscuros y fríos a punto de ser alcanzada por garras negras, cuando una fuerza invisible sopló para desplegar mis alas e hizo que encontrara la forma de volar.



 "El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó."
Mark Twain

Pero, ¿y cuándo el perdón es entendido como inmunidad? Perdonar a quien cada día te hunde su espada en el pecho, ¿cómo? 

Sólo sé que a mí se me acaba la compasión. No puedo permanecer compasiva, con el perdón en mi corazón para quien una y otra vez arrasa mi pueblo, ese que entra prendiendo fuego a mi hogar, hiriendo a quienes me importan, violento, bárbaro y sin razón, quien constantemente veja, agrede, menosprecia, hunde, asfixia.

Porque a veces hay de quien se aprovecha de la generosidad, de los buenos ojos, de quien pese a todo conserva la esperanza y la fe para engañar constantemente, para conseguir de nuevo acceso a tu hogar y volver a destrozarlo todo. Puede que haya quien no necesite perdones tibios, calmados. Puede que esos perdones no sirvan para todas las situaciones. No todos los perdones, significan "puedes volver a entrar". Hay perdones que despiden, que cierran. Porque a veces esos perdones duros, inamovibles, son los únicos que revuelven ciertas almas.


A veces el perdón es más un sentimiento íntimo, callado, profundo que una manifestación compartida. Por eso el perdón ha de ser para con uno mismo en primer término, al igual que la compasión; si hay algo que sabemos dañino para nosotros mismos debemos soltarlo, dejarlo ir. Y perdonarlo.




"Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo,
 por tu propio bienestar." 
Dalai Lama



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