Este fin de semana acudí a una formación muy interesante y enriquecedora donde he recibido una enseñanza que exige un compromiso de trabajo diario. Lo primero que exclamó mi mente fue "No tengo tiempo!!!"
Unos segundos después llegaba la quietud y el espacio para preguntarme cómo es posible que en todo el día sea incapaz de dedicarme quince minutos a mí misma.
Por lo general las rutinas y hábitos de la semana hacen que nuestro piloto automático se active: trabajo, estudios, quehaceres del hogar, pero...
¿Cuántos momentos al día dedicamos a estar con nosotros mismos?
Cuidándonos, nutriéndonos de las cosas que nos hacen vibrar, limpiándonos de lo que nos contamina y creando nuestro hogar de paz.
Se honesto con la respuesta, es sólo para tí. Si descubres que esos momentos son escasos o inexistentes, simplemente créalos. Este no es (o no habría de ser) un ejercicio de juicio, no es momento de exigencia.
Es el inicio de un hábito saludable: Crear el espacio de dibujar, alimentar y creer en tus sueños.
"El hombre no puede nunca dejar de soñar.
El sueño es el alimento del alma,
como la comida es el alimento del cuerpo."
Paulo Coelho
El segundo síntoma, son nuestras certezas; porque no queremos considerar la vida como una gran aventura para ser vivida.
ResponderEliminarY el tercer síntoma de la muerte de nuestros sueños es la paz, deseamos la tranquiliad evitando cualquier aventura arriesgada que nos saque de nuestro monótomo pero seguro modo de vida.
Este Paulo Coelho siempre ha tenido la grandeza y sutileza de remover mi interior y hacerme sentir mal, por la manera como enfoco mi vida.
Saludos
Hel- lènic,
EliminarNunca hemos de sentirnos mal por la forma en cómo enfocamos nuestra vida. O mejor dicho sobre cómo la enfocamos hasta un momento concreto.
Esa forma puede cambiar, evolucinar a medida que nosotros crecemos o nuestras prioridades cambian.
Tal y como digo en el post, no has de hacer de esto un ejercicio de autocrítica o de juicio, sino convertirlo en un espacio de reflexión y en la medida de lo posible, de acuerdo con tus circunstancias personales, procurarte al menos cinco minutos de atención al día, bien degustando tu plato favorito, escuchando esa canción especial, leyendo, meditando... Los pequeños gestos son los que poco a poco dan grandes resultados.
Un abrazo