"La vida es un constante proceso, una continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer." Hermann Keyserling
Uno de los aprendizajes mas duros con los que me he encontrado es el de respetar la forma en que mis seres queridos se hacen daño, desde mi corazón puedo ver que esa es la forma que ellos han elegido para evolucionar, para integrar sabiduría, para crecer... Mentiría si dijera que puedo permanecer siempre calmada y amorosa a su lado, cuando lo que muchas veces quiero es agarrarles por la pechera y zarandearles para gritarles una y otra vez BASTA!!!, Es que no ves donde vas??
Observar y acompañar amorosamente, sin juicio es un aprendizaje duro y algunos días abrupto. Mi espíritu a veces anhela esa varita mágica capaz de con un solo golpe disolver cualquier sufrimiento. Porque los aprendizajes personales son duros. Pero los que mas duelen son los de las personas que amamos. Quizá sea la ausencia de uno de los padres durante la infancia, quizá una adicción en la familia, la ausencia de personas importantes, amigos que se distancian... Aprender a no interferir en procesos, mantenernos a un lado y hablar solo cuando se pida nuestra opinión. Aprender a no manipular, levantar el pie del acelerador y ser generosos a la hora de brindar el tiempo necesario para cada uno. Sin olvidar darnos tiempo para recuperarnos de esas experiencias a nosotros mismos. Por que cuando remolcamos a los demás solemos dejar de prestar atención a quien conduce y sólo miramos que no se suelte lo que viene detrás. Pero no debemos olvidar, que lo que empuja debe ser cuidado con mimo, procurando no quedarnos con esas cosas que pretendemos arrancar de los demás.
"La vida es un arco iris que incluye el negro." Yevgeny Yevtushenko
Últimamente he echado de menos a algunos amigos, la presencia de quien pudiera tirar de mí también. Puede que en paralelo estamos viviendo situaciones que en el futuro hagan que nuestra relación sea mas sólida, puede que no soportemos lo que esa relación muestra de nosotros mismos, puede que algunas relaciones simplemente no tengan que ser ahora.
Con el tiempo también se aprende a no reprochar las ausencias. Y a recibir con gratitud el más leve gesto de ánimo o complicidad. Hay quien aún estando lejos, puede situarse en nuestro regazo en una llamada telefónica.
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