Nur apenas acababa de aprender a hablar, esta fue una de sus primeras frases conexas. Recuerdo haber sentido una profunda admiración y a la vez de sobrecogerme ante la magnitud y lo categórico de aquella afirmación tan llena de significado, tan sabia.
(Es mágico como un niño de un año puede inspirar tanto en nuestro interior, con tres palabras tan sencillas, tan cotidianas, cómo puede dejarnos sin respuesta...).
Hablando con su madre coincidíamos en la fascinación que sentimos al oír la rotundidad de su afirmación, pues muchas personas no son (o no somos) capaces de reclamar o delimitar así su (nuestro) espacio, de una forma tan contundente pero a la vez limpia de agresividad, ni de estar en un grado de presencia tan suntuoso en una vida entera.
He meditado mucho sobre la presencia y la responsabilidad de ocupar nuestro espacio últimamente, pues estoy llegando a la conclusión de que ocupar, respetar y llegado el momento reivindicar nuestro espacio es un paso hacia la conquista de nuestra propia libertad.
(Es mágico como un niño de un año puede inspirar tanto en nuestro interior, con tres palabras tan sencillas, tan cotidianas, cómo puede dejarnos sin respuesta...).
Hablando con su madre coincidíamos en la fascinación que sentimos al oír la rotundidad de su afirmación, pues muchas personas no son (o no somos) capaces de reclamar o delimitar así su (nuestro) espacio, de una forma tan contundente pero a la vez limpia de agresividad, ni de estar en un grado de presencia tan suntuoso en una vida entera.
He meditado mucho sobre la presencia y la responsabilidad de ocupar nuestro espacio últimamente, pues estoy llegando a la conclusión de que ocupar, respetar y llegado el momento reivindicar nuestro espacio es un paso hacia la conquista de nuestra propia libertad.
"Aquí estoy yo" en mi lugar, respetando mis tiempos, sintiendo mis pulsos, ocupando mi espacio, comunicando cuándo aparecen mis límites. Desde la rotundidad de haber elegido cuáles son y hasta dónde quiero llegar o hasta dónde quiero que llegues.
"Aquí estoy yo" no invado, no manipulo, no te cargo con mis expectativas. Desde la humildad de permitir tu espacio para el error.
"Aquí estoy yo" en mi misma, conociéndome, viajando por mis entrañas, lavando mis recuerdos, deshaciéndome de cualquier carga, buscando mi felicidad a través de mi sabiduría. O de mi intuición.
"Aquí estoy yo", moro en mi espacio sagrado donde el amor y los lazos son puro gozo. Me reconozco como merecedora de felicidad y amor. Vivo en la libertad de poder abandonar cualquier situación en la que no me sienta valorada, amada.
"Aquí estoy yo" conmigo. "Aquí estoy yo" en el mundo. Y si yo sé dónde estoy, no habrá nada que pueda negármelo. Si yo no abandono mi corazón, mi corazón nunca será abandonado. Así que "aquí estoy yo" en mí, para cuidarme, mimarme y proveerme de todo lo que pueda necesitar para desarrollar lo mejor de mí.
"Aquí estoy yo", moro en mi espacio sagrado donde el amor y los lazos son puro gozo. Me reconozco como merecedora de felicidad y amor. Vivo en la libertad de poder abandonar cualquier situación en la que no me sienta valorada, amada.
"Aquí estoy yo" conmigo. "Aquí estoy yo" en el mundo. Y si yo sé dónde estoy, no habrá nada que pueda negármelo. Si yo no abandono mi corazón, mi corazón nunca será abandonado. Así que "aquí estoy yo" en mí, para cuidarme, mimarme y proveerme de todo lo que pueda necesitar para desarrollar lo mejor de mí.
“Tu tarea es descubrir tu mundo y luego entregarte a él con todo tu corazón”. Buddha
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