Jara, el alivio del Ser.
Desde hace unos meses he descubierto los aceites esenciales no
sólo (como si esto fuera poco) como herramienta sagrada de sanación a un nivel
de profundidad fascinante, sino también como una guía de conocimiento interno que
revela y conduce a lo más íntimo de uno mismo. Puedo decir que una de las cualidades que me producen más asombro de los aceites esenciales es que trabajen a ese nivel de profundidad sin dolor, no sé cómo pero superan la resistencia sin violencia.
En este tiempo he establecido una conexión bellísima con la
Jara. Como muchos sabréis este es el año chino del Mono “Soltar o Ser arrastrado” es
uno de los mensajes que trae. A veces el Ser suelta cosas que nuestra mente
racional no acepta, no entiende, o incluso es más, no desea soltar bajo ningún
concepto. Pero gracias a la Diosa, a Dios, o a ese universo que siempre
conspira a nuestro favor (cada uno que
inserte aquí aquello en lo que crea) el Ser sencillamente cumple su
compromiso y: suelta...
No sólo la mente se revuelve y se retuerce con
pensamientos que dicho sea de paso, son no sólo dañinos, sino tortuosos, crueles,
mentirosos, enmarañados en deseos de control, de seguridad, de amor… El corazón
también se abre, y digo se abre, no se rompe (citando a mi amado Rumi “La
herida es el lugar por donde penetra la luz”) y duele… vaya que si duele.
La Jara es esa Gran Madre que te abraza y hace que la llama
del corazón vuelva a calentar, desde adentro. Activa la luz del corazón de una
forma amorosa que no alcanzo a describir. Sostiene. Acota y calma el dolor desde ese abrazo que
CONTIENE sin limitar, que presiona sin taponar. Ella deja que todo salga, para
que podamos ver e integrar la situación, mientras dulcemente susurra “Calma. Esto
pasará. Permanece en la quietud examina tu herida. Llénate de nuevo de amor. Y después: Camina”. Aceptar que todo está bien como está, que hay
una razón en todo lo que ocurre, y que
esa razón no es más que alcanzar nuestro desarrollo, ser libres, auténticos, es
un camino que no siempre es liviano, a menudo es duro. Contar con el apoyo de
la Jara es simplemente un regalo divino. No tiene otra definición. Vivir un
proceso de transmutación alejado del
trauma, del drama, poder transitar ciertos caminos en los que la tristeza está
presente pero con la bendición de ser libres de su condicionamiento, desde una perspectiva de calor interno, de no perder la conexión
con esa promesa de luz que todos tenemos dentro hace que confiemos en nuestro
poder de cambio, que tengamos fe.
Os invito a conocer los aceites esenciales, a mí me han
cambiado la vida. No concibo ningún aspecto de mí sin ellos, tanto a nivel
personal, como a nivel consultas, ahora siempre trabajo con ellos.
Dejo el enlace del Instituto ESB donde estoy realizando los
estudios. Enrique Sanz Bascuñana es simple y llanamente la persona para acercarse a los aceites
esenciales, su forma de impartir clases, sus conocimientos y su sensibilidad,
no se pueden describir, hay que tener la suerte de recibirlos.
Un abrazo lleno de flores!
Un abrazo lleno de flores!
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