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"Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto". Antonio Porchia

No siempre recibimos lo que esperamos, supongo que eso ya "lo sabemos". Lo que sí se es que a veces, lo que recibimos no es sólo algo que no esperamos, sino que puede partirnos por la mitad, paralizarnos. Condicionarnos.
A veces nos encontramos con amargas sorpresas de desilusión de parte de personas a las que creíamos cercanas, o con las que sosteníamos (quizá unilateralmente) un lazo no sólo de amistad, sino también de admiración.

Puede que haya quienes pongan en duda tus aptitudes, quienes pongan límite a tus capacidades o las nieguen tajantemente. Quienes señalen con el dedo dibujando el vacío, en un jardín lleno de vida, intentando hacerte ver que allí  no hay ni semilla, ni planta, ni flor. 
Lo peor de todo es que incluso puede que tu así lo veas. Aunque sólo sea por un momento pueden hacerte dudar de tí mismo. Esas grabaciones que después son tan difíciles de borrar.

Supongo que si se dieran cuenta del daño que son capaces de causar no lo harían. O esa es la esperanza a la que quiero aferrarme, después de la desesperanza primera. 
Quiero pensar que igual de capaces son, de a cada persona a la que hablaron sobre ese paisaje sombrío y árido, de a cada persona a la que condicionaron hablando mal, de cada relación que paralizaron con esa cortina de humo; de honestamente, hablarles de la verdad. De que no hay nada oscuro allí, más que su miedo.
¿Cómo puede alguien caminar sin más privando a alguien de amistades por mentiras injustas?

Algunos disfrutan si para mirarles tienes que subir la cabeza, si les ves en un trono opulento subidos en un altar bien alto (uno al que (supuestamente) tú no puedes acceder).

Todos tenemos un trono esperando a ser ocupado. Esperando que lo disfrutemos. Un trono que no entiende de jerarquías, pero sí del más profundo respeto a los caminos del prójimo. Un trono de palabras amorosas, no siempre suaves, pero nunca hirientes. Un trono que no necesita negar a los demás para afirmarse a sí mismo. Un trono único y poderoso, tanto como los de alrededor.
Un trono desde el que agarrar la mano de los que aún no lo han ocupado y empujarles hacia arriba, en vez de ponerles el pie en la frente para mantenerlos abajo.

El mío aún está sin ocupar, lo reconozco. Todavía tengo que quitar de encima algunos velos. Pero ya no tantos. 

"No impongas a nadie lo que tú mismo no puedas soportar."
Publio Siro


Comentarios

  1. Hola
    Me llamo Carla y tengo un directorio web. Me ha encantado tu blog! Tienes unos post muy interesantes y hermosos sobre la vida :), me hace ilusión tu blog. Buen trabajo, por ello me encantaría contar con tu sitio en mi directorio, para que mis visitantes entren a tu web y obtengas mayor tráfico.
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    ResponderEliminar
    Respuestas
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      Ahora mismo te mando un email!

      Un abrazo enorme desde el lado bello ;)

      Eliminar
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    Hoy voy a mencionar tu blog en mi Facebook, en el que mezclo cocina y espiritualidad, cariño y amistad. Gracias de nuevo... me has ayudado a centrar mis emociones hoy de corazon gracias.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a tí Lina, muchísimas gracias por un comentario tan amoroso. Me siento feliz de haber contribuido a tu centramiento.

    Te mando un abrazo fuerte :)

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