Si eres de los que se levantan por la mañana y mientras te lavas la cara con gesto resignado te miras al espejo y suspirando piensas "A ver qué me depara hoy el día" probablemente estés dentro de la corriente que yo llamo "Gladiador" (cada día más extendida por cierto).
Salir a la calle es como saltar a la arena, peleas con todas las dificultades diarias con un sólo objetivo, volver a casa, que el día termine cuanto antes y si es posible que no te hieran durante la jornada.
Todo eso esta muy bien para hacernos encajar dentro del juego.
Ahora te pregunto ¿Te das cuenta de dónde quedas tú mientras todo esto sucede?
Detrás de una armadura, un hierro; quizá alguna vez sirva para protegerte, pero es un peso que tienes que arrastrar y además te aisla del mundo, privandote de tener una percepción limpia de las cosas, piensalo , cuando llegan hasta tí ya están filtradas por ese hierro y seguramente contengan algo (o mucho) de óxido.
Haz cada día algo por tí. Si alguna vez quieres quedarte en la cama, concédete ese espacio. No salgas sólo a cumplir. Sal a vivir porque:
"Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad."
Gladiator
Y aunque algún suspicaz pueda tachar esto de publicidad, el libro "El caballero de la armadura oxidada" de Robert Fisher, es una lectura que ayuda no sólo a comprender por que nos ponemos esa armadura, sino también a aprender a quitarla poco a poco.
Aprended a ser guerreros sin caer en la trampa de volveros gladiadores.
Os mando un beso enorme.
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